camino de invierno o del sil

Con 263 km de Ponferrada a Santiago, el CAMINO DE INVIERNO es uno de los recorridos jacobeos de media distancia que han sido recuperados en la última hornada, con reconocimiento oficial en 2016. En 2019 pasaron por él, según datos de la Oficina de Peregrinación, 1.035 peregrinos, creciendo en un año el 47%.

Es posible que esta fuese la más antigua vía de tránsito a Galicia desde el Bierzo, por el que los romanos tendieron su Vía XVIII o Nova, inicialmente orientada a extraer el oro del Sil. De la gran actividad minera desarrollada en aquel tiempo se conservan impresionantes vestigios.

Los promotores de esta ruta han afirmado, sin mucho fundamento, que cuando había nieve en el Camino Francés por O Cebreiro era elegido como alternativa por los peregrinos. El mero hecho de tener antes que superar Foncebadón, más alto y de difícil paso que O Cebreiro, resta verosimilitud a la suposición. Tanto es así, que el nombre más correcto debería de ser el de CAMINO DEL SIL.

Aun teniendo en cuenta que esta ruta siempre fue minoritaria, es cierto que los peregrinos hallaban en ella apoyo en instituciones hospitalarias y monasterios, así como en poblaciones relevantes, entre las que sobresale Monforte de Lemos.

Lo de invierno puede resultar engañoso si se piensa que aquí no hay cuestas, porque si las hay y continuadas desde la propia partida. Realmente, las etapas fáciles son las de Valdeorras y las finales, en la Terra de Deza y tras la convergencia con el Camino Ourensano.

Saliendo de Ponferrada, en vez de seguir el valle la ruta opta por ascender al castillo de Cornatel y Las Médulas. Tras A Rúa el Sil discurre en parte encajado, lo que nos obliga a trepar por sus laderas. A continuación será preciso superar los valles transversales del Lor, el Cabe y, por un hondo desfiladero, el Miño. Como guinda está la subida al monte do Faro, donde superamos la cota de los 1.100 m.

¿Por qué le dirán de Invierno a un Camino que en mejor juicio se podrá recorrer en primavera u otoño? (en verano los calores os harán sentir como en la Vía de la Plata). El calificativo parece pergeñado por el enemigo.

En el plano de la naturaleza este es uno de los itinerarios más afortunados, pues recorre amplias zonas de bosque, autóctono (castaños, robles) o de repoblación, y corredores fluviales (chopos, alisos, sauces, álamos), con mayor presencia de los prados en las ganaderas comarcas de Deza y Trasdeza, en el sector final.

Lo mismo cabe decir sobre la variedad paisajística, donde quizá el elemento más característico sean los cañones del Sil y el Miño, grandiosos escenarios con sus laderas ocupadas por embalses y cultivos aterrazados.

Su riqueza patrimonial es asimismo notable en comparación con otras rutas, pues además del legado de la minería y las vías romanas (Las Medulas, Patrimonio Mundial desde 1997, o Montefurado), están la gran presencia de monasterios medievales en la Ribeira Sacra, candidata de España a ser reconocida por la Unesco Patrimonio Mundial en 2021.

Por si lo anterior fuera poco también se convierte en un referente del enoturismo, ya que en un pequeño espacio recorre tres regiones vinícolas: el Bierzo, Valdeorras y, como representante de la viticultura heroica, la Ribeira Sacra, en las tres con sus blancos de uva Godello y tintos de Mencía. El Bierzo y A Ulloa destacan también por la producción de castañas y, en torno a Lalín y Silleda tienen gran peso las industrias lácteas y cárnicas.

Los caminos agrarios y tradicionales, con algunos trechos coincidentes con calzadas romanas (codos de Belesar), mantienen un equilibrio con el asfalto, lo que constituye un alivio para cualquier peregrino. No obstante, aquí aún estamos esperando la creación de sendas paralelas a ciertas carreteras.

Uno de los puntos flacos era el alojamiento, y sobre todo la escasa presencia de albergues, lejos de la ratio de los restantes caminos, pero a medida que crece el número de peregrinos se va solventando la carencia. Además, los fines de etapa clásicos coinciden en general con pueblos grandes (O Barco, A Rúa, Quiroga, Monforte, Chantada, Lalín), donde la oferta complementaria, que se va adaptando a nuestras necesidades, es por ahora suficiente.

Como curiosidad, añadir que el Camino de Invierno pisa las cuatro provincias gallegas, en este orden las de Ourense, Lugo, Pontevedra y A Coruña.

El recorrido, en función de lo que cada uno camine, puede realizarse entre 10 y 12 días, aunque es conveniente saber que la distribución de los alojamientos nos va a obligar a hacer algunas etapas largas, en torno a los 30 km, y posiblemente también otras bastante cortas, sobre los 15 km. Incluyendo un día para la partida o para Monforte, y otro para la llegada, debemos calcular unas dos semanas.

 

¿CÓMO LLEGAR A PONFERRADA?

-A la ciudad se puede llegar, sin enlaces, con los trenes de Renfe procedentes de Barcelona, San Sebastián o Madrid con destino a Galicia, y en sentido inverso desde A Coruña, Santiago o Vigo. También hay línea desde León.

-Más barata y rápida resulta la conexión por autobús. Alsa presta el servicio desde Madrid con varias salidas diarias hacia Galicia, de 4 a 5 h de trayecto, algunas con partida del aeropuerto Adolfo Suárez-T 4 o el intercambiador de Moncloa, la mayoría de la Estación Sur (20-30 €). También hay varios servicios al día desde León, con duración de 1 h 30 min a 2 h 10 min (6,40-9,55 €), algunos de los cuales proceden de Asturias (desde Oviedo 3 h, 18-23 €). Desde Santiago de Compostela, siempre vía A Coruña y con cuatro servicios al día, demora de 3 h 40 min a 4 h 30 min (19 €). Desde A Coruña hay hasta 8 servicios diarios, el más rápido de 2 h 30 min (desde 17 €).

tramos

TRAMO PONFERRADA-O BARCO DE VALDEORRAS (55 km)

descripción

El Camino principia justo antes de entrar en Ponferrada y cruzar el Boeza por el puente Mascarón (Camino Francés). Desde la zona del albergue público también está señalizada su partida con un gran mojón, lo que implica retroceder hasta dicho punto. El río Boeza pronto tributa al Sil, que será nuestra guía en los primeros pasos.

Si has dormido en la zona nueva de Ponferrada, y no deseas dar el rodeo hasta el puente del Boeza, puedes tomar, aguas abajo, el paseo fluvial del Sil, tanto desde el puente Cubelos como desde el puente de la av. del Castillo. Al encontrar una pasarela peatonal, si la cruzas ya estás en el Camino de Invierno, que sigue por la orilla sur del río.

Tras un bello tramo por las choperas del Sil, nos desviamos al sur para pasar por Toral de Merayo y otros pueblos del valle, pronto con la incómoda compañía de la N 536. Las viñas nos acompañan.

A partir de Santalla del Bierzo comienza un duro ascenso por el monte Pajariel hasta Villavieja, con iglesia de Santiago, y el castillo de Cornatel. Se dibuja un profundo rodeo que se podría evitar siguiendo la carretera nacional, pero no se aconseja por el peligro que entraña, y porque nos perderíamos la visita al castillo.

Se desciende a Borrenes para, al sur de Carucedo, subir de nuevo hacia Las Médulas, aunque en esta ocasión de una forma más tendida. El paisaje cultural, que perdura tras casi dos milenios, nos remite a Roma, la minería del oro y la mano de obra esclava. Pero esto es solo el epicentro de una extensísima área arqueológica que incluye canalizaciones y una balsa de sedimentación.

 

Dijo Publio Siro que “el oro aumenta la sed de oro, y no la sacia”, pero el peregrino sabe que su verdadero oro es el tiempo, lo único que ni se compra ni se vende.

 

Desde Las Médulas descendemos 6 km por pistas forestales hasta el valle de La Cabrera, que aquí concluye en su unión con el del Sil. Tras cruzar la localidad de Puente de Domingo Flórez, entraremos en Galicia junto a la presa del embalse de Pumares.

En este camino se suceden los testimonios de la explotación aurífera de los romanos, que para obtener el preciado metal movieron ríos y despeñaron montañas.

Siempre cerca del río Sil en compañía de la vía férrea, entre vegetación típicamente mediterránea fruto del microclima, y a la vista de las explotaciones pizarreras, pasaremos por Sobradelo y Éntoma para entrar en O Barco de Valdeorras por su casco histórico.

Si decides pernoctar en el albergue público de O Barco has de tener en cuenta que se encuentra en Xagoaza, 3 km al norte de la localidad y del Camino. Hermoso lugar, un recogido valle con cuidado viñedo, cuyo antiguo monasterio de San Miguel es ahora una bodega, pero el desvío es para pensárselo, aunque al día siguiente se regresa a la ruta por un enlace.

 

Nuestras sugerencias

-Entra en el castillo de Cornatel, antiguamente de Ulver, que se asienta sobre un fuerte romano y perteneció a la orden del Temple, y más tarde a los condes de Lemos y a los marqueses de Villafranca. Los peregrinos no pagamos la entrada, todo un detalle que se agradece. Vista antológica del Bierzo, con el lago de Carucedo y Las Médulas.

-Si en el Aula Arqueológica, o mejor aún en el Centro de Visitantes, ya te has informado de las opciones para visitar Las Médulas, busca un buen lugar para disfrutar del atardecer, si la luz acompaña, sobre el conjunto de picachos arcillosos. Se organizan visitas guiadas en Las Médulas por la senda de As Valiñas, que es una ruta circular de 3,5 km entre castaños centenarios.

-Aunque no lo vas a utilizar conviene echar un ojo, en Sobradelo, a su puente de siete arcos, en el que se ha empleado diferentes tipos de aparejo según las reparaciones, entre ellos piedra roja. El arco central fue volado para dificultar el paso de las tropas de Napoleón.

-Te mereces un premio en O Barco, villa grande y animada, con su emblemático Paseo do Malecón junto al Sil lleno de terrazas para el tapeo, pequeño casco antiguo y la gran bodega cooperativa Jesús Nazareno, con más de 400 socios. Catar los vinos de Valdeorras es casi obligado.

TRAMO O BARCO DE VALDEORRAS-MONFORTE DE LEMOS (74 km)

descripción

El paseo por el valle del Sil y sus viñas se prolonga, con Vilamartín en medio, entre O Barco y A Rúa, pero ahora no solo cerca de la vía del tren, sino también de la peligrosa N 120 y sobre la N 536.

Ojo entre tanto no se soluciona el problema, porque algo habrá que hacer, con la entrada en A Rúa por la N 536. Carece de arcén y es totalmente inapropiada para el paso de peregrinos: ¡un punto negro de tomo y lomo!

Este bello itinerario del Sil es todavía un remanso de paz, pero dada su belleza está llamado a convertirse en uno de los principales. Cruzar tres áreas vinateras, Bierzo, Valdeorras y Ribeira Sacra, ayudará. ¡Al tiempo!

Dejando atrás A Rúa, donde se vive aún con más intensidad que en O Barco la cultura del vino, ganamos altura entre más viñas y olivos para entrar en la provincia de Lugo por Alvaredos. En Montefurado divisaremos, a distancia, el gran túnel excavado en el monte por los romanos.

Al discurrir el Sil más encajado en este tramo, nos obliga a subir y bajar por sus laderas, en ocasiones tapizadas de bosquetes. Contemplando la confluencia del Bibei en el Sil, el Camino gira hacia el norte para dirigirse a Bendilló, con su antigua almazara, y pasar junto al castillo, que fue de los sanjuanistas.

 

Aceite y vino, bálsamo divino. (Refrán)

 

En un ensanchamiento del valle se localiza la villa itineraria de Quiroga, habitual fin de etapa, puerta sur de las montañas de O Courel y, a la vez, de la Ribeira Sacra.

Desde Quiroga no es preciso cruzar el río para pasar por la vecina localidad de San Clodio, variante innecesaria y más larga.

Marchamos por el valle del Sil, que traza un gran meandro, hasta Nocedo. Aquí abandonamos definitivamente el río que nos guío desde Ponferrada para realizar un largo ascenso, a través de un pinar, hasta la ermita de Os Remedios, con posterior bajada a Barxa de Lor para cruzar su puente. La N 120 evita las laderas del encajado valle del Lor a través de viaductos, imagen similar a la que ofrece el Camino Francés en el Valcarce.

Un nuevo ascenso nos lleva a Castroncelos, donde comienza la meseta de Monforte, ocupada por la Terra de Lemos. En la bajada, además de la mina romana de Os Medos, se encuentra A Pobra do Brollón, pequeña capital de concello regada por el río Saa. Partimos a su vera y cerca del castro de San Lourenzo.

Para alcanzar la hoya monfortina aún habrá que superar, precedido de una carballeira, el modesto alto da Serra. A la vista de la pequeña ciudad histórica, dominada por una torre medieval, nos aproximamos al centro por los barrios de Rioseco y As Cruces. Tras superar la vía férrea entraremos en el casco antiguo de Monforte de Lemos por la rúa do Comercio.

 

Nuestras sugerencias

-En Bendilló puedes pararte a descansar en la capilla de San Xoán das Farrapas. Su título, similar al de la cruz situada en la cubierta de la catedral compostelana, alude a que aquí se dejaban las viejas ropas. Junto a ella existe molino de aceite del siglo XVIII aún activo.

-Otro lugar emblemático en el que debes detenerte es Barxa de Lor, en el fondo del barranco que forma este río impetuoso, de aguas puras, que baja de la Sierra de O Courel. El puente, de origen romano y reedificado en el siglo XVI, muestra un gran arco ligeramente apuntado y calzada antigua de canto de río.

Monforte tiene suficientes activos, si nos gusta el arte, como para detenernos una jornada: 1. Sube al Mons Fortis, mirador sobre la comarca, donde se alzan la torre del homenaje del castillo (se puede visitar) y, ocupados por un Parador, el monasterio de San Vicente del Pino y el Palacio Condal; 2. Acércate al puente viejo y el convento de las Clarisas (siglo XVII) con su excelente Museo de Arte Sacro, que expone tres obras de Gregorio Fernández, orfebrería y relicarios; 3. Entra en el Colegio de Nuestra Señora la Antigua o del Cardenal, conocido como Escorial gallego, vasto edificio de los siglos XVI y XVII que perteneció los jesuitas, con templo cupulado con el sepulcro del fundador, D. Rodrigo de Castro, y un museo con ¡dos Grecos!; 4. Date un paseo por las orillas del Cabe, con merienda en el Parque dos Condes, gran pulmón urbano; 5. Iníciate en la D.O. de la Ribeira Sacra a través del Museo do Viño; 6. Y, por supuesto, vete de tapeo por el casco antiguo, probando esos vinos que tanto gustan de los nombres romanos, el mejor colofón posible.

TRAMO MONFORTE DE LEMOS-LALÍN (78 km)

descripción

Entre Monforte y Chantada nos vamos a introducir en el corazón de la Ribeira Sacra, grandioso paisaje que aúna tres elementos singulares: los cañones de los ríos Sil y Miño, monumento natural; la concentración de cenobios y templos medievales, que le dieron nombre; y la viticultura heroica, practicada en socalcos (terrazas) salpicados de bodegas.

 

En este monasterio somos viajeros que viajan sin equipaje. (Ernesto Cardenal)

 

Atravesaremos la Ribeira Sacra, tebaida monástica, acopio de arte románico sin par.

Desde el convento de las clarisas vamos por la típica rúa dos Abeledos hasta el límite de la ciudad, con una rotonda dedicada al Peregrino (escultura). Superada dos veces la carretera CG 2.1, nos metemos de lleno en un amable paisaje rural en el que se suceden los ejemplos de arquitectura popular y los templos románicos: el primero, San Salvador de Moreda.

En suave cuesta arriba, pasaremos ante el pazo de Reguengo y por robledales que nos aproximan al cañón del Miño en las inmediaciones de la casa Torre Vilariño, pionera del turismo rural en la comarca.

Antes de llegar al Miño, y con Chantada a la vista, transitamos muy cerca de la iglesia de Diomondi. A partir de aquí comienza uno de los momentos mágicos de esta ruta: la bajada entre viñedos por la romana Vía Nova, con su calzada aún preservada, en los Codos de Belesar.

El tramo más difícil de este Camino se corresponde con la bajada en zig-zag a Belesar por la calzada romana, resbaladiza cuando llueve, y la posterior subida a Chantada, realmente empinada. Sin bordón o bastón estás perdido.

Después de cruzar el Miño al lado del embarcadero, para llegar a Chantada toca subir fuerte, ante la bodega Vía Romana, todo lo que se había bajado. Ya en lo alto, a un pocos pasos del itinerario se sitúa monasterio de San Salvador de Asma, con iglesia románica y claustro renacentista. El pequeño casco antiguo de Chantada tiene su centro en la Praza do Mercado.

Entre Chantada y Rodeiro hay dos opciones: la oficial discurre por un auténtico puerto de montaña, con la subida por el camino de los romeros hasta la ermita del monte Faro, soberbio mirador del centro de Galicia, pero a 1.153 m de altura; la segunda, más lógica en clave de quien piensa en Compostela, arranca en Penasillás y va hacia el norte, aunque también debe cruzar la sierra do Faro, que divide las provincias de Lugo y Pontevedra.

Desde la ermita se debe seguir la línea marcada por el parque eólico del monte Cabeza. A la altura en que se unen las carreteras CG-2.1 y la PO 533, que deben ser cruzadas, llega la variante meridional para continuar todos juntos por la Terra de Camba, con gran presencia de arbolado caducifolio. Ante el pazo de Camba, y luego junto a la ermita de Camba hasta Rodeiro.

En la Terra de Deza, comarca cuya capital es Lalín, alternan los prados, indicativo de su vocación ganadera, con los bosques caducifolios. El Camino discurre primero por el valle del Arnego, río que atraviesa varias veces, y a partir de A Ponte de Pedroso un espacio más ondulado hasta Lalín, pequeña ciudad a la que accedemos por Lalín de Arriba y al lado de la iglesia románica de San Martiño.

Magnífico territorio en que los ríos se encajan en abruptos tajos, que la paciencia de los hombres aterrazó y sembró de viñedos.

Si bien cierto que en todas partes cuecen habas, en pocos lugares cuecen la carne como en Lalín, que por algo es la meca del cocido gallego y, además, el km 0 de Galicia por situarse en el centro, con plaza y marco al modo de la madrileña Puerta del Sol. 

 

Es un plato de crego, al que hacen fiesta en Lalín, que aunque lleve patatas, garbanzos, verdura o grelos, y carnes de ternera y gallina, es ante todo un homenaje al cerdo. Allí están, de la cabeza, el morro y las orellas; el lacón, las costillas, el espinazo, el rabo, tocino, unto, chorizos. (Álvaro Cunqueiro)

 

Nuestras sugerencias

-Te recomendamos un desvío hasta la iglesia románica de San Martiño da Cova, junto a la que se emplaza la bodega Abadía da Cova y con vistas al famoso meandro del Cabo do Mundo, y otro menor hasta la también románica de San Paio de Diomondi, ambas representativas de las muchas que existen en la Ribeira Sacra.

-La tentación te llama en Belesar, de cuyo club fluvial parte el catamarán por el cañón del Miño, embalsado en Os Peares. O lo tomas o lo dejas sobre la marcha, porque desde Chantada seguro que no volverás a bajar. La ruta dura 2 h, ida y vuelta, y cuesta 9 € (de abril al puente de diciembre); reservar es imprescindible. Navegaremos por el meandro del Cabo do Mundo.

-Al subir a Chantada detente en la Bodega Vía Romana, donde podrás conocer sus instalaciones y probar sus vinos.

-En Chantada visita y sella en la Casa da Cultura, instalada en la Casona de Lemos tras su brillante rehabilitación en 1990 por Gallego Jorreto, Premio Nacional de Arquitectura.

-Si has optado por subir al monte Faro, será lamentable que no te desvíes 400 m más hasta la ermita mariana, que data de 1700 y es muy sobria, con apariencia de un fuerte militar. En el lugar hay un área de descanso.

-Por supuesto date el gusto, en cualquier estación y como se hace en Astorga, de probar un cocido en algún restaurante de Lalín. Es un plato fuerte y calórico, pero los peregrinos tenemos buen apetito, y lo bajarás caminando. La localidad celebra una gran fiesta para exaltarlo, de Interés Turístico Internacional, antes de Carnaval.

TRAMO LALÍN-SANTIAGO DE COMPOSTELA (56 km)

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El Camino de Invierno toca a su fin como tal. Sus últimos pasos desde Lalín siguen el curso del río Pontiñas, con su parque fluvial, y para que no lo echemos de menos nos mete por el parque empresarial Lalín 2000 y bajo la AP 53, donde confluimos con el CAMINO OURENSANO a la altura del albergue de A Laxe.

Un cruce muy peligroso se sitúa en el tramo final del Camino de Invierno: el de la N 525 a la altura del Hotel Torre de Deza.

Nada hay que temer cuando desemboquemos en el Camino Ourensano, mal llamado Vía de la Plata, porque es una ruta con una relativamente baja densidad peregrinatoria; la tranquilidad sigue estando asegurada.

El descenso al río Deza, por bosques autóctonos y ante una quesería, es uno de los parajes más bonitos del itinerario. Un puente viejo de un arco, que de acuerdo con la inscripción data de 912, es el más antiguo de los cuatro que cohabitan en Ponte Taboada. Aquí comenzaba la histórica Terra de Trasdeza.

Junto a la nacional queda la iglesia de Taboada, con puerta románica.  Antes de llegar a Silleda es obligado bordear su parque empresarial, pero poco después gozamos de la Carballeira de Trasfontao, accediendo a la moderna villa por el sur.

La ondulada Terra do Deza acoge una de las mayores cabañas bovinas y porcinas de Galicia, con gran recinto ferial agroganadero en Silleda.

 

Acaso por sus ojos mansos, Castelao apostó por la vaca como el símbolo de la paz, desde luego con mejor hoja de servicios que la paloma.

 

De la localidad salimos por la N 525, confluyendo varias veces con ella hasta la fábrica de Nudesa, donde nos alejamos del asfalto hacia el sur para tomar la bella senda que cruza el río Toxa en A Ponte da Pedra. Poco después se superan la N 640, que se dirige a Vilagarcía de Arousa, y la AP 53, para entrar en el anodino núcleo de Bandeira.

En descenso, al norte de la nacional de referencia, transitamos por Vilariño y caminamos junto a la iglesia románica de San Martiño de Dornelas (siglo XII), con su ábside semicircular. A lo lejos hace acto de presencia el pico Sacro, referente de la cercanía a la meta.

Un largo tramo por el bosque nos conduce, ya en bajada, a O Castro, topónimo que indica la existencia de un asentamiento prerromano. El descenso al Ulla se torna vertiginoso, permitiéndonos contemplar a naciente el tajo rocoso de San Xoán da Cova, y los dos viaductos del tren que lo salvan.

Cruzamos el Ulla para entrar en la provincia de A Coruña. Un monumento a la camelia nos recibe en el aceptablemente cuidado núcleo de Ponte Ulla, donde adosado a una casa se puede ver un capitel antiguo con el milagro de San Nicolás salvando a los tres peregrinos que iban a ser cocidos.

Procede ahora remontar la ladera norte del Ulla al lado del Pazo de Vista Alegre, cruzando por enésima vez la nacional para llegar a Outeiro, donde además de la capilla de Santiaguiño y una fuente barroca de 1676, con inscripción alusiva a la leyenda del Pico Sacro, hay un buen albergue público.

 

En efecto, al pisar los linderos del monte, de repente un enorme dragón…, saliendo de su cueva se lanza, echando llamas, contra los santos varones de Dios, en acción de atacarlos y amenazándolos con la muerte. (Códice Calixtino, Libro III)

 


Una masa forestal extensa, donde el eucalipto ya reina sin gran competencia, nos traslada a Lestedo, con su cruceiro, y a Ruibal (pazo). Ya en el extrarradio de la ciudad, el terreno cada vez se encuentra más urbanizado, con viviendas nuevas y áreas de aprovechamiento agrícola.

En vez de respetar la traza histórica, con el bello puente medieval de Busacos al otro lado de la N 525, el Camino cruza el río Saramo para alcanzar A Susana. Poco después, en Vixoi comienza el término municipal de Santiago, con una agradable sorpresa en el enclave formado por el puente y la capilla de Santa Lucía.

La penúltima subida nos conduce, bajo la AP 9 y sobre la vía del AVE en Angrois, fatídica curva en la que tuvo lugar un trágico accidente ferroviario en 2013, hasta Piñeiro. En este momento divisamos, muy próxima, la mole de la Cidade da Cultura, y también Santiago de Compostela con las torres de la catedral.

Descendemos por la Calzada de Sar y junto a la excolegiata románica, a la que podemos entrar para admirar la notable inclinación de sus pilares. En ascenso al casco antiguo por la Rúa Castrón Douro, accedemos a la que fue almendra murada por la Porta de Mazarelos, única que subsiste de la muralla. Basta seguir por la Praza da Universidade, Caldeireiría y Xelmírez para alcanzar, por fin, la catedral desde la Praza de Praterías.

 

Nuestras sugerencias 

-En Silleda tienes que probar las famosas rosquillas de la confitería Tábora, comercializadas desde 1870. Otras delicias de la casa son melindres, rosquillas, galeguiñas (galletas de nata, cacao y mantequilla), cañas de manzana y tartas de almendra.

-Los viaductos ferroviarios del Ulla son un espectáculo en que se conjugan naturaleza e ingeniería. El tajo granítico acogió el monasterio de San Xoán da Cova. En el siglo XX experimentó una gran transformación al ser tendido un primer puente, con estructura de metal forrada de piedra, concluido en 1956, que tuvo el mérito de mimetizarse con el entorno. Un segundo viaducto, destinado a la vía del AVE, se construyó en 2008, ganando en 2011 en Premio San Telmo del Colegio de Ingenieros de España. Inspirado en el precedente, tiene 630 m de largo y 117 de altura, lo que lo convierte en el más alto del país por el que circulan trenes.

-Con 535 m de altura, el Pico Sacro es un monte emblemático por varios motivos. Escenario de la leyenda de la Traslación, sería el monte Ilicino al que los discípulos de Santiago, engañados por la reina Lupa, acuden para enyugar unos bueyes que en realidad eran toros bravos, teniendo que vencer antes al dragón que aquí moraba. En lo alto hubo una torre fuerte de la mitra, y se conservan una bocamina, denominada Calle de Doña Urraca, y la capilla de San Sebastián, santificando el lugar. Su corazón de cuarzo, muy puro, ha dado lugar a una explotación minera, y es creencia que atrae los rayos. Si las nubes envuelven la copa es anuncio de que pronto lloverá (”Cando o Pico Sacro cubre o seu capelo, meniñas do Ulla collede o mantelo”). Dista de la ruta casi 2 km, y de camino queda un Centro de Interpretación con oficina de turismo. Si duermes en Outeiro te aconsejamos que subas, pues además de todo lo expuesto serás el primero en ver las torres de la catedral.

-Descansa, como lo hiciste tantas veces a lo largo del Camino, en la Capilla de Santa Lucía, de 1829, donde se aúnan río, puente, fuente, molino, crucero, camino empedrado y arbolado, un pequeño oasis.

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