camino norte

Junto con los caminos Francés, Portugués y de la Plata, el CAMINO NORTE es uno de los grandes itinerarios históricos de peregrinación por la Península Ibérica.

Desde la frontera francesa, aunque la distancia variará en función de las opciones que se elijan (las alternativas son constantes), recorre más de 800 km, lo que lo convierte en el segundo más largo de los citados.

En 2015 fue declarado por la Unesco, en compañía del Camino Primitivo y otras variantes septentrionales, Patrimonio Mundial, sumándose así al selecto club del que solo forman parte el Camino Francés y algunos tramos y monumentos de las cuatro vías históricas de Francia.

Según los estudios de los medievalistas, esta vía no comenzó a ser frecuentada por los peregrinos hasta el desarrollo de las pueblas costeras, o sea, a finales del Medievo, y siempre gracias al tirón de Oviedo, importante centro de culto en razón a las reliquias custodiadas en su Cámara Santa.

Las dificultades del relieve, con la presencia de montañas inmediatas al mar en muchos tramos, no favoreció que la ruta llegase a ser mayoritaria, aunque se ha constatado el paso regular de peregrinos y la existencia de una red asistencial organizada.

En los inicios del tercer milenio parecía que el Camino Norte iba a ser el gran beneficiado de la diversificación de itinerarios, pero la coyuntura del peregrinaje no ha evolucionado como se esperaba. Actualmente el flujo parece haberse estancado, ocupando el cuarto lugar, con un 5,5% del total, en la preferencia de los peregrinos.

Montañas, bosques, grandes cenobios, catedrales, soledades, son la divisa de la que podrá jactarse un peregrino aventurero.

Irún se sitúa en la decimosegunda posición entre los lugares de partida para hacer el Camino de Santiago, mientras que Ribadeo, Vilalba, Baamonde o Mondoñedo se reparten los peregrinos que eligen el corto recorrido, pero con cifras aún bastante modestas.

Todos los usuarios de la ruta valoran y reconocen, en primer lugar, la belleza del paisaje, esa equilibrada combinación de mar y montaña, y el dominio del verde. También las poblaciones costeras suelen estar muy cuidadas, y poseen un relevante patrimonio construido, enriquecido por aportaciones como la de los indianos. Además, el itinerario de largo recorrido atraviesa las cuatro comunidades del cantábrico (País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia), lo que propicia una gran diversidad cultural.

Entre las críticas, y pese a los avances, siempre se citan el exceso de asfalto, sobre todo en territorios como Cantabria; la escasa capacidad de los albergues, ello pese a que se han abierto muchos nuevos en los últimos años; y la presión del turismo estival, que ocupa las plazas de los peregrinos en las zonas con más demanda.

En cuanto a Galicia, a partir de Ribadeo el Camino abandona la costa para dirigirse hacia el interior, pero destaca por la calidad de su medio natural, y por la presencia de conjuntos monumentales como el monasterio de Lourenzá, el casco antiguo de Mondoñedo, la torre de Vilalba o el monasterio de Sobrado dos Monxes.

La multiplicación de variantes, algunas muy largas (sobre todo en Asturias y Galicia), no está contribuyendo a identificar y clarificar el itinerario.

Desde Ribadeo (190 km) son necesarios entre siete y nueve días para completar la ruta, esto sin añadir la jornada de rigor para visitar Santiago.

 

¿CÓMO LLEGAR A RIBADEO?

Las comunicaciones son muy deficientes en transporte público, y alcanzar Ribadeo será un viaje a cámara lenta, incluso aunque desembarquemos en los aeropuertos más próximos (Asturias, A Coruña o Santiago).

-La opción del tren queda limitada a la antigua línea de vía estrecha de Feve, ahora gestionada por Renfe, entre Ferrol y Oviedo. Proporciona escasos servicios, indicados para quien no tenga prisa (¡4 h de Oviedo a Ribadeo!, 12,50 €) y esté dispuesto a disfrutar del recorrido, que depara vistas inéditas sobre el litoral.

-La mejor alternativa, por lo tanto, es el autobús. Alsa tiene una línea directa desde Madrid y la T4 del aeropuerto Adolfo Suárez, vía Benavente, Ponferrada y Lugo (+8 h, +45 €); se llega igualmente sin transbordos desde Avilés (sobre 3 h, 15,85 €) y Oviedo (3 h o algo más, 17,45 €), o desde Santiago (desde 3 h 15 min, 18 €). En Galicia Arriva conecta A Coruña (2 h 10 min, +12 €) y Lugo, vía Mondoñedo o Meira (el más rápido 1 h 40 min, +7 €), con Ribadeo.

tramos

TRAMO RIBADEO-VILALBA (69,74 km)

descripción

A lo largo de un par de jornadas nos va a parecer que no hay ni un palmo de terreno llano. Las subidas y bajadas se suceden desde la misma salida de Ribadeo, donde las viviendas residenciales propias de la costa de A Mariña lucense pronto dan paso a un mundo rural con sus grandes casas de piedra techadas en pizarra.

Pues le digo a vuesa merced que me quedo con el queso de San Simón, que aunque forma de montaña tiene, no causa dolor alguno a las piernas.

Entre los valles, transversales al Camino, que nos vemos obligados a cruzar, está el del río Lexoso, que salvamos por el puente de Arante.

Entre extensos eucaliptales, con aprovechamiento ganadero en las zonas bajas, una fuerte cuesta por el monte Móndigo nos conduce a Vilamartín Pequeno, y otra posterior de igual calibre a Vilamartín Grande.

Al llegar a Gondán, con su albergue, el mar ha desaparecido y estamos rodeados de montañas, eso sí, más suaves que las de Asturias o Cantabria. Un último repecho nos separa de Vilanova de Lourenzá, localidad en la que los edificios de viviendas han querido competir en altura con la torre de su iglesia, que forma parte del monasterio del Salvador.

Hasta Mondoñedo más de lo mismo, con el consuelo de la presencia de castaños y algunas aldeas con buenos testimonios de la arquitectura popular. La ciudad episcopal, en la que parece haberse detenido el tiempo, se nos ofrece como el escenario mágico concebido por su hijo más ilustre, Álvaro Cunqueiro.

 

La magia es un puente que te permite ir del mundo visible, y aprender las lecciones de ambos mundos. (Paulo Coelho)

 

Si proseguimos por la traza histórica, que sale de Mondoñedo junto al santuario de O Remedios, atravesaremos uno de los tramos más empinados y solitarios del Camino hasta el Porto da Calzada de Cabana Vella, topónimo que de no estar en gallego parecería salido de El Señor de los Anillos.

Cuando baja la niebla al valle del Masma, situación harto frecuente, por el fantasmagórico camino a Gontán rondan el monstruo Caraculiambro y otros de su estirpe.

Desde Mondoñedo hasta Gontán hay dos posibilidades: el camino más corto es también el más duro, desprovisto de cualquier tipo de vivienda o fuente; la variante de Lousada, sin embargo, está asfaltada hasta el cruce de la N 634 en el alto da Xesta, la subida es más holgada y pasa por varias aldeas. Su inconveniente: 4,2 km más larga.

Por fin hemos dejado atrás las montañas para, desde Gontán y por Abadín, entrar en la Terra Chá. Los bosques autóctonos, con importante presencia del abedul, y los pastizales, ganan terreno al hasta ahora tedioso monocultivo del eucalipto.

Por un tramo bien conservado del Camino Real cruzaremos el puente de Martiñán, del siglo XVII, y poco después pasaremos junto a la iglesia de Santiago de Goiriz, admirando los curiosos remates de su cementerio. Un polígono empresarial, en el que se sitúa el albergue público, precede a Vilalba, la capital de esta extensa comarca.

 

Nuestras sugerencias

Ribadeo, villa pulcra y turística, te espera. En su plaza de España te asombrará la torre de los Moreno, edificio indiano más propio del Eixample barcelonés, haciendo sombra al palacio que fue del marqués de Sargadelos (s. XVIII), ahora Ayuntamiento. No dejes de dar un paseo por el muelle de Porcillán, y si duermes en el albergue público te quedarán muy cerca el fuerte de San Damián y el faro de la isla Pancha. Por el Puente dos Santos, que cruza la ría, llegan los peregrinos procedentes de Asturias, con los pueblos de Figueiras y, hacia el interior, Castropol, en la orilla opuesta.

-Si tienes tiempo en Ribadeo, recuerda que en verano funciona un bus-lanzadera, con cuatro salidas al día en coincidencia con la bajamar desde la Oficina de Turismo (2,50 € ida/vuelta ¿?), para visitar la playa de Augasantas, si te digo de As Catedrais la identificarás mejor. El tique ya sirve como permiso para entrar al arenal, cuyo acceso está restringido en temporada alta.

No son monstruos, mi Señor, sino vacas y caballos que pacen libremente por estos pagos, amigos de los hombres y ciertamente inofensivos.

-Pasas tan cerca del Monte de Santa Cruz que sería una lástima no desviarse unos metros. Desde su cumbre, a 186 m de altura, verás por última vez el Cantábrico y la ría de Ribadeo. Alrededor de la capilla, con el monumento al Gaiteiro y la Cruz da Luz, hay una buena área recreativa.

Santuario das Virtudes de Arante. La capilla no parece que revista gran interés, y sin embargo en su interior, si tienes la fortuna de encontrarlo abierto, atesora unos interesantísimos murales góticos, entre ellos el que relata un milagro en el mar con todo lujo de detalles.

-Un buen lugar para tu descanso o la dormida, rodeado de montañas, es Gondán, con merendero junto a su albergue.

-No te pierdas la visita al Monasterio San Salvador de Lourenzá. Apabulla con el barroco de su fachada, concluida por Fernando de Casas Novoa, el mismo arquitecto que concibió la fachada del Obradoiro de la catedral de Santiago. En su museo dos piezas de 10: el sepulcro paleocristiano en mármol del Conde Santo y el gran relicario barroco de la sacristía.

Mondoñedo se merece ser un fin de etapa, así podrás saborear mejor su casco antiguo: 1. La Catedral, románico-gótica y con remate barroco en la fachada, con un mural del siglo XVI que representa la Degollación de los Inocentes y rico museo catedralicio (3 € peregrinos); 2. La Casa-Museo de Álvaro Cunqueiro ( 1 €), para saber algo de este insigne escritor y fabulador natural de la ciudad; 3. El casco histórico, para recorrerlo sin prisa; 4. El Centro de Interpretación del Camino Norte, ubicado en el centro cultural del convento de Alcántara; 5. Probar la tarta de Mondoñedo, de hojaldre, cabello de ángel, almendras y frutas almibaradas; 6. Acercarte al rehabilitado barrio de Os Muíños y a la histórica Ponte do Pasatempo; 7. Si aún te parece poco, estás ágil y no padeces claustrofobia, apúntate en la Oficina de Turismo a una visita guiada a la Cova do Rei Cintolo (reservas en el 982 507 177, 15 €), que no está acondicionada como las del Drach (te mancharás fijo).

VARIANTE VEGADEO-MONDOÑEDO (39,1 km)

descripción

En Asturias consideran que el Camino principal es el que pasa por Vegadeo/A Veiga, que evita Ribadeo y por el momento, dada la endeble infraestructura de acogida, carece de gran aceptación.

Se trata de un recorrido bastante duro, con sucesivos montes interpuestos, y largos tramos solitarios por un interminable eucaliptal. Te sentirás pequeño entre las copas, mecidas por el viento, solo superadas en altura por las de las sequoias. El triunfo de esta especie australiana explica a la perfección la filosofía de quien vive instalado en el presente.

 

Planta eucaliptos para ti, pinos para tus hijos y robles para tus nietos (Refrán), que la sabiduría china expresa de otro modo: La generación anterior planta árboles y la posterior se cobija a su sombra
前人栽树,后人乘凉。

 

Desde Vegadeo comienza pronto la subida por el monte de Parga, para volver al Eo a través de Santiago de Abres. Enfilando el valle de Sante, nueva subida doble, empleando pistas forestales, hasta Trabada, y 1 km después está el albergue Casa Xica.

Un nuevo ascenso, más exigente que los anteriores, nos permite superar la Serra da Cadeira, con subsiguiente bajada al fértil valle de Lourenzá, en el que tienen asiento el palacio de Tovar y la iglesia de San Tomé.

Y una última cuesta arriba hasta Lindín, con el enésimo y precipitado descenso bajo la autovía para entrar en Mondoñedo por la ponte do Pasatempo.

 

Nuestras sugerencias

-Entra a echar un vistazo a la antigua fortaleza de Tovar, convertida en palacio en el siglo XVI, y si te gusta su restaurante prueba aquí las deliciosas fabas de Lourenzá, que tienen su Indicación Geográfica Protegida.

TRAMO VILALBA-SOBRADO DOS MONXES (59,7 km)

descripción

Continuamos nuestro viaje por la Terra Chá, esa gran planicie lucense en la que ya no vamos a encontrar grandes poblaciones, sino multitud de pequeñas aldeas, hasta alcanzar la paz de los claustros al otro lado de la montaña.

 

La humildad es el sólido fundamento de todas las cosas. (Confucio)

 

Dejamos Vilalba por el encantador parque fluvial del río Madalena, al que sucede el medieval Ponte Rodríguez. La autovía del Cantábrico y la N 634 se van a cruzar en nuestra ruta camino de Baamonde, una parada obligada por contar con todo tipo de servicios.

Presta atención, en Baamonde, para tomar la variante del río, incomparablemente más bonita que la que sigue la antigua N VI. Pasa bajo la vía férrea y junto al parque recreativo del río Parga, y desde la aldea de Vilariño continúa a su vera, por un bosque de galería, hasta San Alberte. Tan solo es 1,3 km más larga.

En Sobrado dos Monxes podrás reactivar tu espiritualidad participando en la oración de los monjes del Císter.

Superado el mágico enclave de San Alberte, pronto veremos partir la variante de Parga pero la directa a Sobrado prosigue al frente, por los pequeños núcleos de San Breixo y Santa Locaia, en una zona con algunos albergues que preceden a Miraz.

Por una zona de clara vocación ganadera, y menos arbolada, vamos a ascender gradualmente hasta el Marco das Pías, en la Serra da Cova da Serpe, coronada por un parque eólico. Constituye la divisoria provincial entre Lugo y A Coruña.

A partir de ahora percibimos que las techumbres ya no son de pizarra, sino de teja. Antes de aproximarnos, siempre en bajada, al monasterio de Sobrado dos Monxes, pasamos al lado de la laguna, construida en el siglo XVI por los monjes para mover los molinos y abastecerse de pescado.

 

Nuestras sugerencias

-Pese a su pequeñez Baamonde, emplazada en la encrucijada de las carreteras de Castilla y Oviedo, solicita tu atención por varios motivos: 1. La iglesia de Santiago, gótica del siglo XIV, ante la cual hay un castaño centenario y hueco que fue tallado por Víctor Corral; 2. No dejes de tomarte algo en el Mesón Galicia, auténtico museo decorado con utensilios del ayer, y uno de los más antiguos del país; 3. Ligeramente apartada la casa-museo del escultor que labró el castaño, con el jardín y dos salas repletos de sus creaciones.

-Reposa en el paradisíaco lugar de San Alberte, donde se reúnen un puente y una capilla medievales, la fuente santa del siglo XVIII y una excepcional carballeira.

-Si no te quedas a dormir en él, al menos pasa a sellar tu credencial y saludar a los hospitaleros del albergue parroquial de Miraz, gestionado por la británica Confraternity of Saint-James. La aldea ha renacido con el Camino Norte.

-Visita el monasterio cisterciense de Santa María de Sobrado dos Monxes, uno de los mayores de Galicia, que del Medievo conserva sala capitular, cocina y una capilla, datando la monumental iglesia, con fachada barroca de influencia colonial, del siglo XVII. Además cuenta con tres claustros, el más valioso el de los Medallones (s. XVI); en el de los Peregrinos se localiza el albergue.

TRAMO SOBRADO DOS MONXES-SANTIAGO DE COMPOSTELA (61,5 km)

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El Camino Norte, como un río, desemboca en uno de mucho más caudal, el CAMINO FRANCÉS, en Arzúa. Desde entonces ya nada será igual, aunque por fortuna, Compostela ya está próxima.

 

No es posible descender dos veces el mismo río (Heráclito), pero tengamos consuelo, pues Siguiendo al río se llega a la mar (Plauto).

 

Al lado del área recreativa de Pontepedra vamos a recorrer la Terra de Melide por algunos caminos antiguos, aunque a partir de As Corredoiras lo haremos entre campos de cultivo y ya por carreteras hasta el pueblo de A Gándara, capital del municipio de Boimorto, donde existe una nueva bifurcación.

Cruzando Sendelle, las cartesianas pistas de concentración parcelaria avanzan entre praderas hasta Arzúa, a donde accedemos por el campo de la feria. El pueblo, moderno y estirado sobre la N 547, posee una animada alameda, y la capilla gótica de la Madalena (siglo XIV).

Proseguimos por un terreno quebrado, ahora para cruzar el arroyo das Barrosas, con posterior subida por un terreno en el que conviven las repoblaciones de eucaliptos con los pastizales asociados a las granjas de vacuno, aunque junto al Camino suele haber robles.

Los topónimos asociados a la vía van marcando la ruta: Tabernavella, Calzada, Calle, A Brea, A Rúa. En Salceda podrás ver un sencillo monumento, memorial del peregrino Guillermo Watt, aquí fallecido en 1993; no es el único, ya que en el Camino Francés son varios los instalados en los últimos años, estableciendo un contraste con el anonimato de los que perecieron en el pasado.

Desde O Empalme, encrucijada con bares-restaurantes, se baja a Santa Irene, donde la fuente y capilla suelen ser ignoradas por los peregrinos. Fin de etapa habitual para dar el salto definitivo a Santiago, O Pedrouzo, capital del concello de O Pino, es otro núcleo moderno, repleto de albergues y pensiones, agrupado en torno a la nacional.

Será un regocijo confluir en Arzúa con la algarabía del Camino Francés (no entiendo como hay peregrinos a quienes no guste la fiesta).

Los últimos pasos nos llevan a Amenal, donde comienza la subida hasta la Cima Barreira, espacio en el que estaba proyectado un segundo polígono empresarial, como en Melide (¡no aprendemos a proteger el Camino!). Justo después la ruta fue comida por el aeropuerto de Lavacolla, que es preciso rodear, pasando bajo la carretera que le sirve de acceso.

En Lavacolla los peregrinos del ayer se lavaban en su modesto arroyo antes de llegar a Compostela. La última cuesta se prolonga hasta Vilamaior, y por un nuevo eucaliptal continuamos hasta San Marcos, con su capilla, y el Monte do Gozo. Por fin podremos contemplar las torres de la catedral y la meta.

De la entrada en Santiago más vale no hablar, aunque se está mejorando el recorrido con vistas al año santo de 2021. En cierto modo ya nos dará un poco igual, porque lo importante es llegar. Obviamos describir el tramo comprendido entre el barrio de San Lázaro y la encantadora Rúa de San Pedro, desde la que accedemos al casco antiguo por la Porta do Camiño. Casas Reais, la Praza de Cervantes y Acibechería nos dejan ante la catedral. Hemos llegado a Santiago de Composela.

Todo lo bueno se acaba, y en este caso lo breve no será dos veces bueno, sino hasta cierto punto frustrante cuando ya estábamos pillándole el punto al Camino. Puede que la meta sacie a algunos, objetivo cumplido y a otra cosa mariposa, pero a los más inquietos sólo les parecerá un principio, probablemente un hasta pronto.

 

Hemos olvidado que nuestra única meta es vivir y que vivir lo hacemos cada día y que en todas las horas de la jornada alcanzamos nuestra verdadera meta si vivimos. (Jean Giono)

 

Nuestras sugerencias

-Puedes echar un ojo al moderno albergue de Boimorto, que se localiza junto al Camino antes de llegar a A Gándara, acompañado de una gran telleira o fábrica de tejas del siglo XIX que ha sido rehabilitada. En la trasera existe una laguna en la que habitan patos.

-En Arzúa hay un producto de obligada cata: el queso de vaca que lleva su nombre. Amparado por la denominación de origen Arzúa-Ulloa, de pasta blanda y con forma cilíndrica y aplastada, es, junto con el de tetilla, el más conocido de Galicia. Os recomendamos el de granja, a poder ser elaborado con leche cruda. ¡Buen provecho!

-Resulta chocante que a día de hoy no se sepa a ciencia cierta donde estaba exactamente el Monte do Gozo. Denominado en gallego Monxoi, evolución del francés Montjoie, en el pasado fue receptor de muchas emociones, y también de locas carreras por saber quién era el primero en ver las torres de la catedral, proclamado por sus compañeros “rey de la comitiva”. Si te conformas con el mamotreto escultórico en recuerdo de la visita de Juan Pablo II (1989), al borde del Camino, allá tú, pero desde la colina vecina, decorada con las figuras de un par de peregrinos extasiados, la vivencia es mucho más gratificante.

VARIANTES DE BAAMONDE A SANTIAGO DE COMPOSTELA (72,57 km)

descripción

Alternativas históricas para llegar antes a Santiago, pues los peregrinos del pasado no eran amigos de rodeos, pero señalizadas sin que el terreno se haya preparado para la acogida; los peregrinos pagamos el pato.

 

Poner el carro delante de los bueyes. (Refrán).

 

La primera variante es la que va de Baamonde a Boimorto. Parte pasado San Alberte a la derecha, y se aproxima a la Pobra de Parga, pero sin entrar en la localidad. Luego prosigue por un terreno arbolado solitario para coronar la Serra da Cova da Serpe y seguir al borde de una carretera provincial hasta la encrucijada de As Cruces. Desde aquí se puede bajar a Sobrado dos Monxes.

Desde As Cruces está asimismo balizada una ruta directa hasta San Miguel de Boimil, donde enlaza con el camino principal antes de llegar a A Gándara. El recorrido va casi siempre por zonas forestales.

Poco después de cruzar los ríos Tambre y do Batán, en O Mesón es preciso hacer lo propio con la carretera AC 840, de Betanzos a Melide, y seguir por ella 370 m hasta encontrar el desvío. A extremar las precauciones.

En vez de tirar una moneda cada vez que llegues a una encrucijada con dos vías amojonadas, se prudente y planifica a priori tu ruta, sabiendo de antemano cual será tu elección.

La segunda variante, que algún despistado toma tan pancho, se encuentra a la salida de A Gándara, y es la que va directa hasta Lavacolla. Los primeros kilómetros los hace por la carretera DP 0603, con el único aliciente de la capilla de A Mota.

Tras cruzar la carretera de Pontecarreira a Arzúa se adentra en el monte do Vilar, descendiendo hasta la capilla de Santo André y la N 634.

Aquí principia el seguimiento de la nacional, por la que circula mucho tráfico, por sendas y caminos paralelos hasta Santiso, en coincidencia con la vía romana XIX. Enlaza con el Camino Francés en la rotonda de acceso al aeropuerto de Lavacolla, justo a 12,9 km de la catedral.

 

Nuestras sugerencias

-Poco se puede decir de estas variantes salvo que te satisfaga la elección, apta para quienes busquen la soledad.

-El lugar con más encanto de ambos tramos es la capilla de A Mota, dedicada a San Bartolomeu, donde los peregrinos hacían noche para continuar, de un tirón, a Santiago. Hoy no serán muchos los que se animen a dormir bajo su pórtico, o en el robledal que la rodea.

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